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Estrés: ¿cómo se genera y qué efectos tiene? [Parte I]

hombre estresado grita

Estrés: ¿Sabes cómo se genera y qué efectos tiene?

Hoy te lo cuento, así que, ¡¡sigue leyendo!!

¿Cuándo se produce el estrés?

El estado de estrés se produce cuando hay algo que percibimos como una amenaza. Nuestro organismo reacciona con una serie de respuestas adaptativas para hacerle frente, lo cual activa una serie de procesos a nivel cerebral (principalmente en córtex prefrontal, amígdala, hipocampo, hipotálamo).

Las amenazas imaginarias

Hoy en día vemos amenazas potenciales que aún no se han producido, o bien interpretamos como amenazas cosas que no lo son. Somos además capaces de seguir percibiendo como amenazas sucesos o miedos del pasado, pese a que no se podrán materializar ni en el presente ni en el futuro. Son parte de nuestros recuerdos, traumas, fobias, pero los rescatamos y revivimos situaciones de estrés cada vez que pensamos en ello.

En la sociedad actual, por una serie de razones y dinámicas que ahora no detallaré, nuestro día a día está repleto de amenazas (o así creemos), por lo tanto, lo que debería ser un estado excepcional y transitorio de estrés, necesario para salvarnos la vida, ahora es nuestro estado ‘normal’.

Estamos constantemente a la defensiva ‘por si pasa algo’ o ‘por si alguien nos hace algo’.

Hemos normalizado el estrés al punto que ni nos damos cuenta de estar constantemente alerta, tens@s, sintiendo miedo, ansiedad, inseguridad, angustia. Todo en nuestras vidas constituye una amenaza potencial.

Desconfiamos de todo y de tod@s, hasta de nosotr@s mism@s (que es lo más grave!). Hasta amar se ha convertido en una amenaza, por si amando nos hacemos daño.

Es una dinámica tan absurda y surrealista pero que, aún así, está acabando con nuestra salud física, mental, emocional y hasta social.

La fisiología del estrés

Analizamos qué pasa cuando se presenta un ‘estresor’:

  1. Percibimos el estresor y lo filtramos sensorialmente a través del tálamo (el aérea del cerebro que procesa la información sensorial y la transmite al cerebro);
  2. El córtex prefrontal – responsable de la toma de decisiones, de la atención y de la memoria a corto plazo – junto con el sistema límbico – el ‘director de orquesta’ de nuestras emociones, por así definirlo – analizan esta nueva situación buscando en los recuerdos para ver si ya se ha vivido y con que respuesta. Si encuentra un antecedente, aplicará la misma respuesta según la experiencia; de lo contrario aplicará una nueva respuesta adaptativa.
  3. Amígdala – donde reside nuestra memoria emocional – e hipocampo – donde reside nuestra memoria explicita – activan la respuesta en nuestro organismo involucrando hipotálamo e hipófisis. Estos últimos constituyen la unidad que controla la función de varias glándulas endocrinas — tiroides, suprarrenales y gónadas — así como muchas de las actividades fisiológicas del organismo. Las interacciones de los sistemas endocrino y nervioso constituyen pues los principales mecanismos reguladores para casi todas las actividades fisiológicas.

Lo que pasa después lo podemos describir en 3 fases:

  1. Estado de alerta

– El hipotálamo estimula la parte interna de las glándulas suprarrenales para que éstas secreten adrenalina (responsable de suministrar energía cuando hay una emergencia).

Se producirán pues una serie de respuestas como, por ej.: el corazón empieza a latir más rápidamente, aumenta nuestro estado de vigilancia, se altera nuestra temperatura corpórea provocando sudoración etc.;

  1. Estado de defensa

– Si el estresor persiste y se mantiene, lo activamos. En este caso las glándulas suprarrenales (pequeñas como un pulgar y situadas por encima de nuestros riñones) empiezan a secretar otra hormona: el cortisol, conocida como la hormona del estrés.

El cortisol mantiene los niveles de glucosa en sangre continuos para que cerebro, musculo y corazón tengan energía suficiente en caso de huida. Así que, por un lado la adrenalina proporciona energía, y por otro el cortisol asegura la renovación de las reservas de energía.

De esta manera garantizan que podamos ‘aguantar’ ese peligro inminente que se está produciendo.

  1. Estado de agotamiento o relajación

– La primera se produce si la situación de emergencia/peligro persiste e implica una alteración hormonal crónica, con los consecuentes efectos psico-emocionales y metabólico

Las hormonas secretadas, pues, pierden su eficacia y se van acumulando en el flujo sanguíneo. Y esto causará una deficiencia de nuestro sistema hormonal con un importante impacto negativo en nuestra salud general.

La segunda se produce en el caso contrario y a raíz de las respuestas que nuestro organismo ha activado frente a la emergencia. En este caso pues solventamos la amenaza, interviene la relajación y no hay necesitad de seguir buscando respuestas adaptativas.

Analiza las ‘amenazas’ en tu día a día

De cara a seguir y hablarte del estrés crónico, te invito a reflexionar.

Concretamente te invito a analizar tu día día e identificar las amenazas que se te presentan. Desde las más banales (alguien que te roba la plaza de aparcamiento delante de tus narices cuando llevabas más de media hora buscando y te das cuenta que llegas tarde) a las más complicadas de gestionar.

Se trata de poner atención a cómo te sientes y a las respuestas que – a menudo de forma automática – eliges para gestionar lo que vives y que constituye un estado de estrés para ti.

Si prestas mucha atención, verás como podrás identificar situaciones de estrés que ni eras consciente que lo eran y que tienen un efecto perjudicial en ti.

Más recursos para ti

Si sufres o has sufrido niveles de estrés elevado en el trabajo y quieres saber si has pasado por el Síndrome del Burnout, te invito a leer este articulo.

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Vittoria Verí Doldo ~ Terapeuta y Coach de Salud

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Resumen y preguntas frecuentes

¿Qué es exactamente el estrés?

El estrés es una respuesta natural del organismo ante una amenaza real o percibida. Activa una serie de procesos fisiológicos, bioquímicos y emocionales que preparan al cuerpo para reaccionar —por ejemplo, aumentar el ritmo cardíaco o la atención— con el fin de adaptarse o defenderse.

¿Por qué sentimos estrés si no hay un peligro real?

En la actualidad, muchas de las “amenazas” son imaginarias o emocionales. Revivimos experiencias pasadas, anticipamos problemas futuros o interpretamos como peligros situaciones cotidianas. Así, el cuerpo reacciona como si existiera un peligro real, generando un estrés constante e innecesario.

¿Qué partes del cerebro participan en la respuesta al estrés?

El proceso involucra varias áreas cerebrales:
Tálamo, que recibe y transmite la información sensorial.
Córtex prefrontal, encargado de analizar y decidir cómo actuar.
Amígdala e hipocampo, que gestionan la memoria emocional y los recuerdos.
Hipotálamo e hipófisis, que activan las glándulas endocrinas responsables de liberar las hormonas del estrés (adrenalina y cortisol).

¿Cuáles son las fases del estrés?

El estrés se desarrolla en tres etapas principales:
Alerta: el cuerpo libera adrenalina para prepararse ante el peligro.
Defensa: si el estresor continúa, se produce cortisol para mantener la energía.
Agotamiento o relajación: si el peligro persiste demasiado tiempo, el sistema se satura y aparecen consecuencias negativas; si se supera, el cuerpo se relaja y vuelve al equilibrio.

¿Qué efectos tiene el estrés mantenido en el tiempo?

El exceso de cortisol y adrenalina puede causar agotamiento físico, alteraciones hormonales, ansiedad, insomnio, tensión muscular y problemas digestivos o inmunológicos. También afecta el estado emocional, generando miedo, irritabilidad e inseguridad constante.

¿Cómo puedo empezar a gestionar mejor el estrés?

El primer paso es reconocer las “amenazas” cotidianas que te generan tensión y observar tus reacciones automáticas. Prestar atención consciente a lo que sientes te ayudará a detectar patrones de estrés. A partir de ahí, puedes aplicar técnicas de relajación, respiración, mindfulness o buscar apoyo terapéutico para equilibrar tu respuesta emocional.

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